jueves, abril 13, 2006

La pipa... 2

El conductor era un robusto hombre; de hirsuta cabellera gris asomada por debajo de la sucia gorra de béisbol, bigotes y barba a medio crecer; ataviado con una camisa de cuadros negros y cafés, pantalones de trabajo color caqui. El hombre volteó a ver a Israel, con unos ojos del color de las aceitunas claras.
- ¿Vas en el COBACH?
- Sí, señor. Tengo un examen ahorita, si no me da raite no sé qué hubiera hecho.
- Hay paro de los microbuseros, ahí te hubieras pasado las horas pidiendo raite todavía. Yo tengo una hija en el COBACH, en sexto semestre, ya mero sale. ¿Tú en qué semestre vas?
- Yo voy en cuarto.
- Mi hija se llama Agnes, a lo mejor la conoces.
- No conozco a ninguna muchacha con ese nombre, señor.
- Ella viene de otra escuela, estudió primero en la Benito y luego la cambié al COBACH.
- ¿Hace cuánto que la cambió?
- El año pasado.
- Ah, a lo mejor todavia no he tenido chance de conocerla.
- Es muy seria, no es muy amiguera. Le gusta leer, me dice que se la pasa en la biblioteca.
- Huy pos con razón no la conozco, yo casi ni entro a la biblioteca de la escuela ¿Y usted cómo se llama, señor?
- Me llamo Roberto, pero me dicen El Cacas.
- ¿El Cacas?
- Sí, por mi trabajo. Doy servicio a las fosas sépticas en Maneadero.
- ¿Cómo?
- ¿No hueles la caca? ¿No notas su olor ahorita?
- Ah pues sí señor, pero no quise comentar nada.
- Pus claro, si traigo el tanque del camión repleto de pura mierda. Recojo los desechos de las letrinas en los ejidos y voy a descargarlos en la planta de tratamiento de aguas negras de la CESPE, la que está antes de llegar al COBACH.